11 de febrero de 2008

la crítica de Ramón

PARECE QUE CONTINUAMENTE ESTÁ IMPROVISANDO
Tras un periodo sin asistir a las sesiones de cuentistas, decidí pasarme por La Corrala, con tal suerte y gracia que pude disfrutar a pleno pulmón, riendo y sin humos, de la mejor sesión de cuentacuentos para adultos.
No exagero nada si digo que fue un alarde de profesionalidad el de Pablo Albo. Yo no es que tenga muchas tablas, u orejas, en lo de escuchar cuentos y opinar sobre esto y aquello. Pero me gustó sobremanera, esa forma de hacer, en la que parece que continuamente está improvisando. Ese modo de recuperar el gesto, la palabra o la frase que le llega del espectador, que sorprendido por el cuentista, no puede evitar el guiño o la exclamación. ¿Naturalidad o experiencia? ¿Inteligencia o formación? ¿Carisma, don o esfuerzo?
Desde lo tradicional en La Bella Durmiente, hilada su trama con fibras del nylon más actual, hasta la historia íntima y personal de un verano en el camping de Murcia, tejida ésta con cordoncillos de la más cálida y sensual seda para arropar el amor con la joven adolescente de sus sueños. Y él como si no estuviese diciendo nada, aparentemente si esfuerzo, abriendo uno y otro, caminos que se desvían de la historia par volver al poco a retomar el hilo. Y todo ello integrarlo en un final que arranca el aplauso como estallido, ya incontenible, de las carcajadas que se han ido acumulando.
Bravo Pablo por llevarnos al país de Macedonia en el que nos vimos inmersos y disfrutando los colores y aromas de tus palabras, de tus silencios, de las miradas del público,… sonrisas, risas y carcajadas., de los mil y un frutos jugosos de tu decir y nuestra imaginación.

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